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EN EL DEPORTE. EL CUERPO Y LA MENTE VAN DE LA MANO.

En la práctica deportiva no solo está involucrado el organismo, sino que como dijo una corredora en la II CXM Sierra de Cenes 2013, “si la mente dice no puedo, esto se acaba”.
A pesar de ser distintos son inseparables, pero además, cuando se compenetran son cómplices.
Previamente a un sujeto, hay un cuerpo, y es en todo caso el cuerpo que es investido por un sujeto, que adviene por la incorporación del lenguaje.

“Nuestro cuerpo es siempre lenguaje sobre el cuerpo, el cuerpo no es algo que se comprueba, sino que se construye”. Michel Bernard.

 

Cuerpo de nuestro tiempo, de las modas, de la medicina, de la educación, del deporte, de la transmisión generacional. Un cuerpo que nos permite reconocernos, y a la vez, que nos reconozcan. Cuerpo que delimita lo interno de lo externo y que nos facilita relacionarnos con ese mundo social que nos rodea. Un cuerpo, ligado a la historia de cada uno, como dice Francoise Dolto en Imagen Inconsciente Del Cuerpo, ligado a las palabras que lo describen y que lo nombran.

Deportistas con similares características físicas y con el mismo entrenamiento, mientras unos se lesionan, otros continúan sin molestias. Algunos, con la misma lesión, mantienen el empuje, perseveran, mientras los otros se lamentan y abandonan.

Atletas que consiguen primeros puestos en una carrera a la vez que otros se quedan a las puertas. En ocasiones llegar el segundo acaba siendo una costumbre.

Otro ejemplo común es el arduo trabajo durante todo el año pero cuando se aproxima la hora de la verdad, algo falla, de forma incomprensible la angustia se apodera del cuerpo, un incidente, un desliz absurdo acaba cruzándose y malogrando la temporada.

También hay deportistas que están presentes en el circuito mientras ganan pero abandonan cuando la gloria se les escapa. O el ejemplo contrario, los que sucumben cuando finalmente consiguen la victoria, entrando en un estado de ansiedad permanente.

Hay equipos que juegan fabulosamente, mantienen un nivel de juego regular durante toda la temporada, aunque cuando el entrenador contrae una enfermedad, la agilidad de siempre, la fluidez y el toque pierden brillantez, las jugadas son toscas y en ocasiones ese mismo equipo parece otro totalmente distinto.

Sabemos que cuando se juega, o se corre en casa, el arrope de la afición da alas a los jugadores y a los atletas. Pero cuando la afición se vuelve muy exigente, quizás el partido o la carrera fuera se vive con mayor tranquilidad.

Los movimientos en los partidos son también significativos, hay jugadores que se crecen cuando están a punto de perder un partido, o los que flojean al verse ganadores. Los que arrasan a la más mínima ocasión o los que por dudar acaban perdiendo la oportunidad.



Lo que se pretende señalar con esto es que si bien el cuerpo es la carta de presentación, y en la práctica del deporte también, junto a él viene un sujeto, una persona con sus afectos y emociones, con sus vivencias y sentimientos: satisfacción, contrariedad, rivalidad desbordante con el otro, confianza en uno mismo, miedo escénico, estrés ante la competición, malestar dentro del equipo, discrepancias con el entrenador, o incluso cuestiones personales y familiares.

El cuerpo es muy moldeable, es cierto, lo saben los fisioterapeutas, los masajistas, los médicos deportivos, incluso los entrenadores, pero ¿acaso es posible ir más allá con ese cuerpo sin el beneplácito de la mente? Demos la vuelta a la premisa: ¿Puede la voluntad, el deseo, la perseverancia, dar continuidad, seguir, sin la complicidad de nuestro organismo?

Las palabras ponen en evidencia cómo cada cual, o los colectivos, acarician lo corpóreo dando connotaciones emotivas a través del propio lenguaje: a cara perro, nos gusta sufrir, darlo todo, machacar, no hay límites, los límites están en tu mente.

Y también existen ocasiones en la cuales incluso se llega a exponer el cuerpo de forma extrema, “la vida al filo de la muerte” como bien señalaba Kilian Jornet ante el fallecimiento de una corredora por hipotermia en Cavalls de vent 2012.

No hay que olvidar que en definitiva viajamos por la vida en un cuerpo envuelto de palabras.
Quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde corremos para escuchar a un cuerpo que habla y a veces, incluso grita desesperado.

La era. Espacio abierto. 
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